Con el paso del tiempo, la industria textil adquirió un gran auge y fueron surgiendo numerosos tipos de vestidos: con y sin mangas, ceñidos o tirados, faldas fruncidas, tableadas y de volantes, etc. Fue el propio Roberto quien marcó el gol del empate, cabeceando en la esquina del área pequeña un saque de falta que venía desde la izquierda. El balón se estrelló contra el cuerpo del portero y entró casi llorando, pegadito al palo.