Una contundente derrota por 5-0 a manos de la selección húngara, una de las más potentes de la actualidad, les privaría de ello. El 24 de octubre de 1968, superó a la anfitriona selección mexicana en la disputa por el tercer puesto y medalla de bronce por 2-0, logrando su primer gran éxito en una de las grandes citas a nivel futbolístico.