Al igual que en el fútbol tradicional, cada encuentro es controlado por varios árbitros, los cuales están encargados de hacer respetar las reglas y sancionar a los jugadores de ser necesario. Una variante de cinco jugadores se juega en España bajo el nombre de fútbol indoor. El objetivo del juego es marcar más goles que el rival y para esto se debe hacer pasar el balón por la portería rival utilizando cualquier parte del cuerpo, excepto los brazos.