Guardiola, en esta perspectiva, sería todo lo contrario, perteneciente ya a una España que ha cambiado mucho, plenamente integrada en Europa, que va al extranjero, que procura hablar idiomas, que tiene labia y que, habiendo aprendido de los otros países, ha asimilado la importancia de la «imagen» y sabe venderse. Y dicha proeza, suma, posibilitará proezas menores, como la de salvar la vida al pastor devoto de la Purísima que lleva colgada «la estampa de la Virgen Pura de la Concepción».