De manera quizás inesperada, cuando se organizó una gran marcha para reclamar la libertad de Alberto y los demás presos políticos, no solo se negó a participar, sino que sostuvo que «la marcha era un gesto inútil y que solo conseguirían que los «caguen a palos», y que él solo iría si le daban un revólver». Javier vive en una casa en la Travesía de Vigo, y en ella sus padres les dejan tocar, lo cual les viene muy bien a todos, ya que Julián, por ejemplo, vive en un piso.