Se nos ocurre una idea y la plasmamos. Una semana después del descenso, una asamblea dirigencial en la sede social del club fue brutalmente interrumpida por un ataque de sillazos al presidente Javier Cantero. Andrada no quería sufrir el gol de Pelé porque pensaba que dejaría de ser conocido como un buen arquero y pasaría a ser recordado solamente como el arquero del milésimo gol.